Crónica14.03.22

Smash burgers. Vuelta al origen de la hamburguesa.

La hamburguesa es uno de los platos más conocidos, consumido y también prostituido del mundo. Bueno, esto último es algo común a la mayoría de las preparaciones famosas o extendidas por el mundo. Ejemplos de ello; la paella con ketchup, la pizza con piña o algunos otros muchos.
Lo de prostituirlo hay quién dice que es deconstruirlo, evolucionarlo o en algunas ocasiones se habla de cocina fusión. En fin, gustos para todxs.
Pero si volvemos a la burger, tal y como la conocemos actualmente, estamos de acuerdo en que en los últimos 15 – 20 años y a raíz de pasar a ser un bocado que ha estado en tendencia dentro de esta fantástica, ejem, mejor dicho «fantástica» vorágine de tendencias estúpidas en el mundo de esto de comer, le tocó el turno a la hamburguesa. Primero fueron o siguen siendo los toppings o lo que se le ponía en su interior como acompañamiento. Recuerdo la guarrada, espectacular, pero guarrada que comíamos en El Chingón de Poble Nou, cuando estaba abierto. En alguna ocasión nos habían llegado a ofrecer una burger con helado dentro. Vale con lo de el Chingón era otra galaxia y prácticamente podría estar permitido, ya que ellos se denominaban Dirty Food. Es decir, el estilo de cocina mezcla de California y México, con lo cual lo de dirty, está más que claro.
Luego se han introducido diferentes tipos de panes, de todas las posibles combinaciones de colores y sabores, negros, verdes, rojos, amarillos, y hasta morados…, en fin.
Es por ello que para alguien como yo, que me he criado y pasado mis primeras salidas de viernes tarde en el Pokin´s de Francesc Macià, el ver que después de varias décadas prostituyendo la hamburguesa y que vuelve a ser presentada y trabajada como en sus orígenes, pues sinceramente te da cierta alegría.
La smash burger, busca volver al origen de la burger, como comentaba, en el que el gran secreto está en la calidad de sus escasos ingredientes, carne, algún encurtido – acostumbra a ser pepinillo o cebolla, queso y un buen pan.
La carne que es la que se lleva el proceso del «smashed» en su origen, o al menos la receta originaria de los dinner de los años 60 de Estados Unidos, era 100% de vacuno.
El queso acostumbraba a ser uno con un gran porcentaje de grasa, es decir un Monterrey Jack o un Cheddar.
El pan, la verdad es que un buen panecillo de brioche, que aparte le da un toque dulce muy cachondo.
El smashed, o el aplastar, la burger, lo que hace es que la mezcla y la incorporación de la grasa con la carne en la plancha aporta un sabor mucho más intenso a la carne, aparte de que sea más cómodo de comer y de saborear. El tener 25 ingredientes en una hamburguesa lo que hace es que notamos ciertos sabores, matices que dirían aquellos, pero sin llegar a disfrutar de lo que realmente es importante, que desde mi punto de vista es la mezcla del queso, de la acidez y amargor de los encurtidos y de la suntuosidad de la carne.
Pero vamos, esto es como con la pizza, hay quién le gusta la 4 estaciones, por qué es la que más cosas lleva, así que, una vez más, sobre gustos, colores.
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