Hacía ya unos días que mi Santa y yo queríamos salir a cenar y, por una cosa o por otra, no encontrábamos el momento. Tenía claro que quería ir a probar el Dos Pebrots, había leído mucho por ahí y los comentarios siempre eran bastante interesantes. Tengo que reconocer que no he ido al Dos Palillos, me atrae lo justo. Entiendo que se come muy bien, no lo dudo, y en algún momento acabaré yendo, pero mira, tenía antojo del nuevo de Albert Raurich (Ex Jefe de cocina de El Bulli). Despertaba mi curiosidad todo lo que había ido leyendo.
El Dos Pebrots me parece una propuesta diferente, el espacio bien decorado y distribuido, no hay demasiadas mesas, creo recodar que como mucho habría unas 10 – 12 máximo. La barra para unas 6-8 personas, y en la parte superior una mesa a modo de reservado, en la cual podrían caber unas 8-10 personas cómodamente. La cocina a la vista, algo que a mí, personalmente, que soy “el tonto de las cocinas”, me gusta, me gusta verle la cara al que me va a dar de comer y ver cómo se distribuyen y trabajan.
Me llamaba mucho la atención eso de que la carta estaba planteada con platos recuperados desde los inicios de la historia del hombre. Diseñada a modo de timeline – ver foto – en el que se explica perfectamente de donde proviene la mayoría de sus recetas, de qué tiempo.
Los platos son recetas de diferentes partes de España y alguna de las que probamos nos comentaron que eran italianas – Napolitana – (creo recordar), en concreto ésta era una mezcla de verduras encurtidas basada en una receta del siglo XVI, con una mezcla de sabores cojonuda.
Otra cosa que me llamó la atención y me pareció un detalle “molt ben trobat” era que no había cubiertos al uso, si no que te encontrabas con diferentes utensilios, desde unas pinzas de estas que se han puesto ahora tan de moda, hasta una cuchara de madera. Con cada uno de los diferentes platos te explicaban qué cubierto era el idóneo, o en algún caso simplemente con las manos, de esta forma pues también se vinculaba con la época en la que se había creado la receta.
Optamos por hacer un menú de 10 platos (platillos). Tienen dos fórmulas: una la que hicimos y la otra con algunos platos más. Creo que llegaban como a los 13, y luego el postre y demás. También, lógicamente, se puede escoger el número de platos que uno quiera de la carta, pero para cenar, la verdad es que nuestra fórmula de 10 platos + postre estuvo más que bien.
Los 10 platos que probamos fueron bastante diferentes. Queríamos probar de todo un poco: carne, pescado y verdura. Parte de la experiencia era ver la presentación de cada uno de ellos, su storytelling y con qué cubierto te lo tenías que comer. Dime «motivao», pero a mí estas mierdas me gustan, creo que es lo que hacen diferente a un restaurante de otro, la experiencia del usuario. En este caso claramente, como decía al principio, de lo mejor que he vivido en mucho tiempo.
De todos los platos me pareció espectacular la pluma ibérica con el mollete, además de la presentación, sobre su famoso lomo de cerdo de porcelana.
La sopa de habitas en leche de almendras, espectacular, pero sin duda para mí el plato que se llevó la palma fueron los pezones de cerda ibérica, de triple mortal con sus tirabuzones y manilles y lo que queráis. ¿No es cierto aquello de que del cerdo se aprovecha todo?, pues éste es el claro ejemplo, hasta los pezones. Nos dijeron que posiblemente allí fuera el único sitio del mundo en el que se podría comer ese plato, dudo yo que en Asia sobre todo no se cocine algo similar. La verdad es que si te pones a pensar y tienes ciertos reparos con la comida, posiblemente no pedirías ese plato, pero vamos comparado con la morcilla o el morcón,…, que quieres que te diga, cosas peores nos hemos comido y en este caso estaba espectacular. Y es lógico, los pezones se encuentran en una de las zonas con mayor cantidad de grasa de la cerda, con lo cual tenía una textura cartilaginosa, casi chiclosa, muy sabroso, servido acompañado de una copa de catavinos de caldo de cerdo. La presentación también cojonuda, en este caso el mismo cerdo de porcelana estaba patas para arriba y claro los pezones estaban, pues donde tienen que estar. Por cierto comentar que los pezones de cerda eran también de cerda de raza ibérica, de la ganadería de Maldonado, por si a alguien le interesa el dato.
Por último los postres muy buenos, probamos su Coulant y un par de sus helados.
Destacar otro de los detalles que nos llamó la atención los diferentes juegos de servicios que utilizaron en todos los platos, en especial la vajilla vintage del juego de café. Ah! y que el jefe de cocina Borja García, es un Ex Noma, Ex Quique DaCosta y Ex Etxeberri.
En resumen una experiencia muy recomendable, salimos a unos 70 euros cada uno, no voy a valorar si es caro o barato, es muy subjetivo, a mí no me lo pareció después de degustar toda la experiencia.
Foto de parte del equipo:
Datos:
Dos Pebrots – Carrer Doctor Dou, 19, 08001 Barcelona
Teléfono: 938 53 95 98
Web: http://www.dospebrots.com/
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