Hace unos meses cayó en mis manos un libro que recomiendo y MU-CHO, «Adictos a la comida basura» de Michael Moss. Empecé a leerlo y, al acabar el primer capítulo, me entraron ganas de bajar al súper de debajo de casa con un bate de béisbol y liarme con prácticamente todo lo que fuera de comer, desde los potitos, pasando por los Kellogg´s, y la Coca Cola. No quiero desvelar nada, pero únicamente explicaré que en ese primer capítulo habla de cómo las mayores compañías agroalimentarias del mundo hacen y deshacen para conseguir mayores ventas jugando sin importarles una mierda (lógicamente) la salud de sus consumidores, ya sean adultos, niños, o lo que sea …, o si el índice de muertes por enfermedades cardiovasculares se ha incrementado, o el de la obesidad infantil. Esa misma industria que, como bien dicen los amigos de VSF, nos envenena.
Soy consciente de que, si me compro cualquier mierda de bollería industrial, me expongo a algo similar a lo que sería esnifar o chutarme el azucarero, pero sinceramente hasta hace unos días tampoco sabía muy bien qué cantidad de azúcar estaba consumiendo. Hasta ahí mi conciencia. Si, por ejemplo, me como un donut, me estoy metiendo entre 24 y 27 gramos de azúcar. Me sonó a que era bastante, ¿verdad? pues es ni más ni menos la cantidad de azúcar diaria que un adulto debería consumir según la OMS, unos 25 gr. , es decir, unas 6 cucharadas de café, no está mal. En los niños recomiendan algo más, unos 37 gr.
Por si le quieres dar una leída, aquí te dejo el resumen de la directriz de la propia OMS.
Pero mi preocupación e interés fueron creciendo a medida que me iba encontrando con sentencias como que el 75% del azúcar es invisible en los alimentos procesados. No somos conscientes de que en el tomate frito o en el caldo de pollo hay azúcar, y te aseguro que mucha. Más allá de las caries que le preocupaban a mi Madre, y en el peso, no he sido consciente de cómo afecta esa cantidad de azúcar invisible a mi cuerpo. Y sí, amiga, en nuestro cuerpo se incluye el cerebro. El azúcar puede llegar a ser tan adictivo como la cocaína, varios estudios lo demuestran, un ejemplo es este vídeo que lo explica de una forma bastante gráfica.
Pero sin duda una de las publicaciones que me ha acabado de hacer reaccionar al respecto es la web creada por Antonio R. Estrada, un fotógrafo interesado por la comida saludable y en mostrar la realidad de lo que comentaba anteriormente, la cantidad de azúcar invisible que consumimos en nuestro día a día. Antonio ha creado una web que se llama www.sinazucar.org y desvela, entre otras cosas, que un Flan 0% Materia Grasa tiene 6,5 terrones de azúcar, es decir, exactamente lo mismo que el donut que me he comido hace un rato. O que 4 terrones de azúcar moreno equivalen a 4 terrones de azúcar blanco. ¿¡Alucinante eh!?
Si no lo conocías todavía supongo que, cuando lo veas, se te quedará la misma cara de gili… que se me quedó a mí cuando lo vi por primera vez.
No somos conscientes de que en el tomate frito o en el caldo de pollo hay azúcar y te aseguro que mucho.
Bien si aparte de todo esto, como padre preocupado por la alimentación de sus hijos, si tú también eres padre, madre, tía, abuelo o …, lo que sea, pero tienes algún/a enan@ relativamente cercano, piensa que si todo esto nos afecta a l@s «adult@s», hemos de tener especial cuidado con ellos con l@s enan@s. La cantidad de azúcar que pueden llegar a consumir puede ser muy, muy alta y muy perjudicial para ell@s. Por eso cuando tengas un rato te adjunto aquí por si no lo has visto el famoso video de Jaime Oliver sobre el tema. El lo llama Sugar Rush, sí, Jaime Oliver el mismo de la paella con chorizo. En el enlace podrás ver las diferentes piezas que ha producido sobre el tema.
Todo esto me ha llevado a fijarme algo más en lo que como, sobre todo en la cantidad de azúcar que como cada día y a intentar controlarlo. Haz lo mismo anda, no seas capull@, igualmente estaría bien que a la hora de escoger el colegio de tus hij@s, entre otras cosas te preocuparas también por lo que van a comer. Aparte de que vayan a estudiar, alemán, chino o kurdo. Lo de los comedores escolares da para otro post, pero eso vendrá en breve.
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