Ir al Delta de l´Ebre y no comer arroz podría ser similar a ir a Cádiz (capital) y no pasar a ver a mi primo Javi por la barra de El Faro y probar sus Tortillitas de Camarones.
Como buen pixapins que soy y al que en vacaciones le gusta ejercer de ello, sobre todo gastronómicamente hablando, teniendo en cuenta que el arroz es uno de mis platos predilectos, las bien merecidas vacaciones estivales tenían todos los ingredientes de convertirse en un deleite continuo.
Después de pasar unos días comiendo y cenando en la casa de turismo rural que encontramos, quedamos con unos amigos de la zona y surgió LA PREGUNTA (sí, con mayúsculas) “¿Dónde irías a comer paella si fuera la última que comieras en tu vida?”, así sin muchas hostias. Ya habíamos comido una en un sitio que prefiero no comentar, la experiencia no fue del todo satisfactoria, de ahí las pocas tonterías. La respuesta fue: “El Bona Teca, en El Perelló». El nombre tenía buena pinta pero, claro, pedí más detalles. “El propietario sólo abre en agosto, durante el resto del año se dedica al cultivo de los olivos. El lugar es como si hubiera remodelado su casa…” un sudor frío empezó a recorrer mi espalda, pupilas dilatadas, pezones duros como piedras, y reconozco que tuve que controlar el esfínter por la emoción de lo que acababa de escuchar.
El Bona Teca es como bien contestó mi interrogado, gracias Sergi, un lugar peculiar. Actualmente ya tiene más pinta de restaurante/chiringuito, con sus manteles de papel y su propietario “fondón”, con cariño para él, un tío muy simpático. Pero sigue siendo eso: una casa reconvertida a restaurante ubicada en El Perelló. En la carretera que va entre las diferentes calas de l´Ametlla de Mar.
Pedimos una paella, la clásica de pescado. Con sus gambas, sus cigalas, sus mejillones, sus…. en fin, todo lo que tiene que llevar una paella, tonterías las justas. Tengo que decir que previamente habíamos pedido unas croquetas caseras. Creo recordar que eran de carn d´olla (cocido). Eso ya me hizo confirmar mis sospechas: era EL SITIO. Ración de 8 croquetas de buen tamaño 6 euros, estaban #paraponerleunpiso.
Pero sigo con la crónica de la paella, perdón, LA PAELLA. El arroz estaba perfecto, en su punto. Los attachments, bichos o cosas, como los quieras llamar, excelentes, frescos y también en su punto. Éramos 4 y precavidamente pedimos para 5 personas/raciones por si los niños querían probar. Probaron, repetimos y aún así sobró algo. Es decir las raciones son abundantes, lo cual también se agradece.
Adjunto una foto de la pizarra. Lógicamente no hay carta física, donde estén los precios. Sinceramente, en la cantidad de las raciones son muy correctos, pero eso es un tema subjetivo.
De postre, porque claro, en mi vida no puede faltar el postre, me lancé a acabar de dar el triple mortal con tirabuzón: folre i manilles con una ración de Coca de Mel (Coca de miel). La verdad es que no pregunté la receta, se me olvidó, pero tenía pinta de ser una masa de harina con miel y almendras. Una auténtica bomba, perfecta para echarte una siesta de las que te despiertas con las puertas del armario abiertas.
En resumen, si vamos a comer arroz, o lo que sea, no hay que jugársela. Hay que buscar, preguntar, ver y, sobre todo, no quedarse con lo primero que encontremos.
Ver Todos