Estos son algunos de los titulares que he leído esta mañana: “Pierdes 3 kilos a la semana: por qué está de moda la dieta Sirtfood”, “Si quieres quedarte embarazada, esto es lo que debería comer tu chico”. Internet es el reino de la comida sana, de las dietas para adelgazar, de los trucos detox de las famosas, de los superalimentos, del aguacate, de los productos más innovadores para controlar que toda tu alimentación sea 100% sana, etcétera, etcétera. Porque con este ‘boom’ ni se te ocurra comer una hamburguesa, ni pedir patatas fritas en un restaurante, o comer palomitas en el cine y beber Coca Cola. Destierra todo eso de tu cerebro si quieres tener una “vida sana”. Y así es como llega la obsesión por lo puro, por lo extremadamente sano y que además tiene nombre: Ortorexia.
La Ortorexia es un trastorno alimenticio que consiste en la fijación extrema por lo saludable. Son personas muy estrictas con los componentes de los alimentos; sólo comen lo más orgánico, no tratado, sin grasas o conservantes, manteniendo una dieta que consideran “pura” para su organismo, llegando a límites en los que apenas comen nada y pueden llegar a la desnutrición. La OMS estima que un 28% de la población en países desarrollados lo sufre y que, por desgracia, puede ir en aumento. Lo alarmante es que en su mayoría es gente muy joven, de entre 22 y 24 años.
Pero claro, aquí llega la pregunta del millón ¿Cómo te das cuenta de que tu dedicación por comer sano no ha derivado en trastorno? ¿Cómo calificamos un alimento de puro sin llegar a una obsesión por controlar lo que comes? Aunque es muy difícil de diagnosticar, la alarma salta cuando alguien dedica demasiadas horas a organizar su menú, o busca excusas para no comer fuera de casa. Empiezas odiando la carne roja y haciendo una cruzada contra el glúten y el azúcar y acabas con un croquis de alimentos antes de ir al supermercado. Es casi inevitable no cruzarse con alguien que cuenta las calorías, o que te critica si te comes un donut a media mañana; y es precisamente por eso por lo que no podemos saber qué es enfermedad y qué es postureo, por lo que hay que tener cuidado. Vivimos en una sociedad que siempre está de cara a la galería, donde “debes cuidarte”, “mantenerte sano” y “en forma”, porque es lo que determina la tendencia. Y el precio a pagar puede ser realmente caro, la comida no es una tontería.
En el mundo influencer tenemos un buen ejemplo de Ortorexia: Jordan Younger. Blogger de referencia en el mundo healthy con su blog The Blonde Vegan, confesó en una entrevista a The Independent su desorden alimenticio y cómo el hábito de la comida pura acabó en obsesión, lo que puso en riesgo su salud e incluso su relación con amigos y familia. Pero supo reponerse, no sin esfuerzo (e incluso críticas por parte de sus fans), admitió su enfermedad y comenzó a ir a terapia y, poco a poco, volvió a introducir alimentos básicos como el huevo o el pescado en su dieta diaria; cambió el nombre de su blog a The Balanced Blonde y empezó una nueva etapa.
Y como aquí nos gusta la comida (mucho) pero también comer bien y con cariño, os damos algunos consejos para disfrutar de manera sana y sin complejos:
– No te obsesiones con las dietas
– Si te apetece una hamburguesa, cómetela, y si es un donut, pues también.
– Piensa que eres bello tal cual eres, estar más delgado no es síntoma de más saludable. No tiene nada que ver.
– No hagas caso de todo lo que leas en Internet; que un zumo verde sea detox y bueno y sea tu único alimento del día para limpiar el organismo, no quiere decir que para todos funcione; nuestro organismo es diferente y hay que adaptarse.
– Haz que comer sea un placer, disfruta sin más.
Y come, que la vida es más bonita con un buen plato sobre la mesa.
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